Carisma

Nuestro carisma procede de la profunda experiencia de Dios que el Espíritu Santo concedió a San Francisco de Asís, quien, con una vida de total conversión a Dios en la oración y en la penitencia, dio respuesta a la invitación divina: “Francisco, repara mi Iglesia” (CC 10).

Nuestro carisma es: Ser en la Iglesia miembros constructivos mediante la entrega total a Cristo pobre y humilde, para restaurar la viña del Señor en la oración, sacrificio y acción apostólica (CC 12).